La penúltima vez que salí disparado de un cañón fue cuando Ofelia se mandó a mudar con Maxi, nuestro hijo y me dejó. Harta, cansada de tanta pobreza, para siempre.

Augusto, a gusto en Agosto (que todavía no se llamaba como tal sino Sextil, y de eso se trata esa historia), se regodeaba en su reclinatorio en el Palacio Palatino, refrescándose sus imperiales gónadas con hojas de palma que batían esclavos y esclavas númidas (por las dudas, nunca se supo bien para que lado pateaba el tal Octavio Augusto).

Mis sentidos han reclamado esta madrugada,
en el mayor de los silencios,
el susurro de tu voz ..
La vida es así, la repuesta adecuada siempre tarda siglos en llegar, es impuntual, entonces nos retorcemos el cerebelo diciendo …”por qué demonios no respondí esto en el momento en el que ella me dijo aquello ?”

En estos días, post descensum consumatum de nuestro querido y jamás candidato a ser abandonado de nuestra preferencia futbolera, Luis Ángel Firpo, se me ha acercado muchísima gente, buena onda … como que se hubiera muerto un pariente algo así …
… poco les ha faltado para decirme “mi más sentido pésame”.