Recordarán que en la escuela (los que fuimos, no los que “chabelearon” el diploma de 6o grado), leíamos aquello de que …
“Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.” Platero y yo. J.R.J.
Cuando moría el siglo pasado, exactamente en 1997, tuve conciencia de que los computadores habían llegado para quedarse. Supe también que la nueva tecnología me costaba un mundo (por no decir otra palabra), pero era mi trabajo, así que contraté un informático para que me guiara.
Estaba en el entierro de una persona, al parecer había fallecido de causas naturales, el cuerpo estaba tendido sobre el ataúd de madera color negro, lo habían vestido con un traje oscuro, la corbata estaba acorde con el traje, las manos habían sido puestas entrecruzadas sobre el pecho, no parecía que estaba muerto más bien parecía que estaba en un sueño muy profundo, varias coronas y arreglos florales estaban alrededor suyo, la imagen parecía de tranquilidad; varios parientes lloraban la muerte del difunto, miró a su alrededor y todos los asistentes vestían de color negro, le llamo la atención una señora ya anciana vestida toda de color blanco, se acercó donde ella y entablo comunicación, ésta al verlo le dijo:
Durante la última década, Silicon Valley ha aprendido que las noticias son un negocio complicado, costoso y de bajo margen, del tipo que, si no se tiene cuidado, puede convertir a un CEO tímido en un villano internacional y hacer que lo arrastren ante el Congreso.