
Augusto, a gusto en Agosto (que todavía no se llamaba como tal sino Sextil, y de eso se trata esa historia), se regodeaba en su reclinatorio en el Palacio Palatino, refrescándose sus imperiales gónadas con hojas de palma que batían esclavos y esclavas númidas (por las dudas, nunca se supo bien para que lado pateaba el tal Octavio Augusto).

Recordarán que en la escuela (los que fuimos, no los que “chabelearon” desde el diploma de 6o grado y de ahí no pararon), leíamos aquello de que …

El mediocre, el que no se esfuerza, calienta, ni altera por nada, no agrega, no suma ni resta, es un cero a la izquierda … en ámbitos laborales, grupos de “x” o “y” connotación, esta comarca está llena de estos especímenes.
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Ánimo muchachos – voceó el Ing. Redondo – siento oxígeno, percibo una entrada de aire, no debemos estar lejos.