Hace muchos años, siendo apenas un niño, quien hoy es don Américo se fue a su habitación a hacer la maleta más triste de su vida. Su madre, a la que nunca más volvería a ver, le dijo antes de que el hijo partiera: «Nunca traiciones tu origen milanés, Américo, y jamás te irá mal en la vida».
Todas las mañanas temprano, voy a dejar a mis hijos a la escuela, muy bien , temprano, entran con cara de resignación, arrastrando los pies y cargando esas mochilas que parecen las que llevaban los astronautas del Apolo XI y murmuran aun medios dormidos :
Tal vez porque, al igual que el Redentor, supieron, al dar sus primeros pasos sobre la arena, que su vida estaría destinada a cargar una cruz.