
Augusto, a gusto en Agosto (que todavía no se llamaba como tal sino Sextil, y de eso se trata esa historia), se regodeaba en su reclinatorio en el Palacio Palatino, refrescándose sus imperiales gónadas con hojas de palma que batían esclavos y esclavas númidas (por las dudas, nunca se supo bien para que lado pateaba el tal Octavio Augusto).


Hace 45 años todavía estábamos en el siglo pasado. Yo escribía canciones, tocaba en un grupo de Rock, trabajaba medio tiempo en un Blockbuster, todo valía la pena menos nada.

Básicamente por nada, por daños o fallas del producto vendido, por imperfecciones derivadas del mal manejo de cajas, contenedores que traían el producto y al abrirlo usted en casa, le salió una soberbia cochinada.

Los cazadores-recolectores, con quienes empieza la Historia del Mundo allà por las Mesopotamias , no tenían dinero. Cada banda cazaba y fabricaba casi todo lo que se necesitaba, diferentes miembros del grupo pueden haberse especializado en diferentes tareas, pero compartían sus bienes y servicios a través de una economía de canje, favores y obligaciones.

Cualquiera que se tome el trabajo de revisar la historia de nuestro glorioso Luis Ángel Firpo, pero hacerlo en serio, no a la ligera, nada de revisaditas de Wikipedia, sino nuestra verdadera historia