En el ángulo noroeste de mi habitación, en diagonal a mi cama, hay una cámara de vigilancia de marca Panasonic. Es negra y persistente como un remordimiento; sigilosa y entrometida como una suegra que sospecha algo; memoriosa y tosca como una elefanta.
Se le llamó "La Gran Guerra", bajo el concepto, bajo la idea absurda, que al resolverse todo en lo que sería una enorme guerra se evitaría que jamás hubiera otra guerra.
Hago lo mejor, realmente lo mejor que puedo ....
Algunas tienen más de leyenda que de verdad; en otros casos, hay más de verdad, tanto así que parece una leyenda; y en el peor de los casos damos la leyenda por absoluta verdad …
Había prometido no cometer el error de salir los sábados de mi casa, al menos no por las tardes y mucho menos a un centro comercial. Pero la vida es una entrega permanente de principios, tal como pueden atestiguar los “cinco o seis voluntarios” (voluntarios convenientemente pagados) que siguen esos principios.