Era un El Salvador, provincial, rústico, tan solo emergiendo de la barbarie a la civilización, bajo la tutela de la Corona Española, parte de una Capitanía General de Guatemala, chapines que nos llevaban un “hambre terrible” y estaban convencidos de que todos los territorios de la Capitanía les correspondían. Falso.
Aún quedan los muros manchados de siempre y los ecos de las consignas gremiales del 1 de mayo.
La Reina Isabel de Inglaterra (la primera, la “Reina Virgen” que le mientan en los libros de historia) tuvo la suerte de rodearse de exploradores que llenaron al alicaído y primitivo trono inglés una fuente de oro que el Cerro de Potosí (que buscaron como locos españoles y portugueses en América) no les otorgó por llegar tarde …
Esta es una carta muy compleja, de un psicólogo enamorado, la escribe un psicólogo de nombre Narciso (se acuerdan del narcisismo no? Justo ahora que nos gobierna uno de ellos) y se la dedica a una paciente extranjera (probablemente rumana o ucraniana) llamada Noia.
Al fin tenemos una excusa distinta a “yo pasando iba y estos … a saber … la agarran con uno”, que decora los noticieros de nuestras radios y TV cada vez que atrapan a un ladrón, hoy la onda son los genes.
Desde niños nos explicaron que para saber si un perro es joven o viejo había que multiplicar su edad biológica por 7. Con los países, entonces, hay que dividir su edad entre 14 para saber su correspondencia humana.