
(Historia tomada de la vida real, sucedió en enero 2014, en una ciudad pequeña de algún país centroamericano).

Han vuelto a bocas de todos, bocas de inodoro y bocas de pétalo, las malas palabras … las palabras soeces de siempre, se pueden oír en labios de un funcionario, un locutor radial, un adinerado cuando a través de su banco se quiere quedar con tu dinero y el ratero cuando a través de una amenaza se quiere quedar con tu celular …

El refrán popular, denomina a aquellas fiestas, donde los invitados arrasaron con todo, la comida, la bebida, los manteles, los centros de mesa, los delantales de los cocineros y de paso le tocaron las nalgas a un par de meseras …

La población es Asquerosa, aunque haya cambiado de nombre y sus habitantes conocidos como Asquerosos … no, no les estoy mintiendo ni escribiendo mis ya características parodias, es la meritita verdad.

(A excepción del estudio de la Universidad de Fráncfort que es real, el resto … es puro cuento …)

De todos los héroes de mi infancia, nunca fui muy adepto a Supermanes ni Batmans ni Capitanes América, aunque mi incipiente pubertad me hacía un poco “fan” de la Mujer Maravilla, por razones hormonales obvias, mi “héroe” particular era mi tío Heráclito.