Tengo miedo de los monstruos
los que habitan mi cabeza
se trasladan a la tuya …
y mis monstruos
nefastos
nauseabundos
infectos
te hacen llorar …
Tan mujer y tan perfecta
tu único defecto amor
… soy yo
Pero a pesar de mis pesares
quiero pedirte un favor.
Quitame las penas de amor
Despename
Llevate las angustias de mi mente
por favor …
Desangustiame
Quítame las dudas
las más densas
más oscuras
dame un salvoconducto para sonreír
Regalame un poquito de paz …
Desdúdame
Despename
Hasta las hormigas mueren en pareja
juntas, cuando el pie asesino acecha …
Respírame
Dame razones para sentir que vivir
vale la pena
Desdúdame
despójame de incertidumbres …
Por un instante fuimos tu y yo
un segundo nada más …
y me invade la nostalgia Dios !
pero ya no sé llorar …
Allá por finales de los 80´s, nuestros principales periódicos publicaban las ofertas sexuales en los anuncios clasificados, de hecho algún periódico aun lo hace, pero después vinieron las famosas “sex phone boxes” , que te ofrecía colgarte al teléfono con una fulana (que debía tener bigote, 190 libras y 72 años … pero con una voz muy sensual) que te hacía la fantasía al fono mientras atendía a 37 tipos más … frustrante.
Algo así … “Ella Empezó a desnudarse lentamente. Vuelto de espaldas, yo alcanzaba a ver tan sólo su oscuro reflejo en la ventana. Pero escuchaba como una música suave el murmullo que hacían, al liberar su cuerpo, sus prendas de polihexametileno adipamídico”.
En Roma los juegos de gladiadores eran espectáculos muy populares, muchos de ellos enfrentaban a hombres entre sí en una lucha hasta el final. Aunque las muertes por heridas de guerra eran comunes, las representaciones artísticas de la época nos dicen que las batallas no siempre fueron peleas sin límites hasta el final de la vida como las describe Hollywood.