—Señorita —le dijo Virginio al ver que desenfundaba la hipodérmica—: perdóneme,
pero si es con aguja, no quiero hacerme el examen.
Obviamente, soy católico practicante, no creo en la reencarnación, pero fíjense que después de escuchar tantas tonterías de “celebridades” al respecto, he sacado mis propias conclusiones, solo para divertirme.
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Cuál es la clavazón de ustedes hombres degenerados, pizpiretos, coscolinos y sexualmente perturbados con los senos femeninos ?
Vea, Don Profe… y disculpe usted que lo llame así y no Presidente de la República de El Salvador, como compete a su investidura, pero es que el título último ha estado en tan malas manos los últimos años, que hasta insulto podría parecer … y no sé, se me ocurre que para lo que le quiero decir, es más fraternal llamarlo “Profe”.
De más está decir que no creo ni en la buena ni en la mala suerte: Si creo que somos la causa de todos nuestros efectos. Lo que equivale a decir, que nosotros mismo producimos la base de hechos para que nos suceda, todo lo que nos sucede …
Ella no era ni fea ni linda, sino más bien todo lo contrario …