Martin era uno de aquellos a quienes (los que nos quedamos) llamamos hermanos lejanos (a los que se fueron).
Resulta que un funcionario de Gobierno, específicamente del Minisiterio de Infraestructura, se dio cuenta que al momento de presentar planos, algunos constructores, algunos nada más, muy pocos … no llevaban la cantidad de juegos de copias heliográficas solicitadas, por lo cual se iban, y tenían que regresar a presentar trámites.
La culpa la tuvo mi madre, Ai – Nozomi, venerable anciana a quien se le metió en su obstinada cabeza de campesina japonesa, viuda, con seis hijos varones (mis hermanos), que en lugar de sembrar arroz en los pantanos, había que fabricar micro chips en la mesa del comedor.
—English? Inglés?— balbuceó Julián el Diestro, ante el enorme y muy europeo visitante, recién desembarcado en Comalapa, a plenas diez de la noche, para quien lo habían contratado de traductor de francés, idioma que dominaba a la perfección, tras estudiar 6 años en La Sorbona.
Le pregunté a la noche por tí y no me daba referencia, le di todas las referencias tuyas por si te encontraba, Al encontrarte solo le dije que te dijera que hay alguien que pregunta por tí que te recuerda a mares y que llora a océanos tu ausencia.
Un día observando por la ventana notó varias estructuras de hierro en color rojo y blanco, parecieran árboles multiplicándose a corta distancia, es una invasión de estructuras de metal muy altas; le pareció extraño, ahora dichas estructuras se combinaban con el paisaje o mejor dicho pasaban a formar parte del paisaje pero de una manera rápida e impuesta, no se adaptaban a las normas de proyección de la ciudad, aparecían y crecían a diario, las estructuras se adaptaban con el cotidiano vivir de las personas.
De pequeño me llevaban a ver películas de “Los Tres Chiflados” al cine, domingos por la mañana, recién bañado, peinado con vaselina….y no me gustaban.
Mis sentidos han reclamado esta madrugada,
en el mayor de los silencios,
el susurro de tu voz ..
Fue hace mucho tiempo…En la década de los treinta…