
La distancia marcó tanto pero no lo suficiente,
la ausencia impuso momentos pero no aniquiló
la fuerza vibrante de la pasión,
porque en el silencio más profundo llegaste
te quedaste tal vez en el sueño interminable..
De esa historia que en la vida se guarda
como el tesoro más valioso
que se vuelve secreto,
en mi sueño como siempre yo en ti
volvi a ser yo..
y en esos sueños te invité a venir
a la fiesta donde son tus besos los que
me calman el alma, me llenan de fuerza
y termino siempre yo en ti o en tu recuerdo
viviendo la fantasía perfecta
que me provoca decirte que al final
de tantas vueltas , tu mi condena ideal
sigues siendo el portador de las caricias
que me despeinan las tristezas,
y reparan los deseos …
siempre yo en ti,
vuelvo a renacer
mientras mis besos guardados para ti
rebalsan de ansias por llenarte de la
esencia perfecta para ser
siempre yo en ti.

Si no me hubiera reventado la cabeza contra aquella puerta de vidrio, 17 puntadas, una cicatriz que medio me tapo con el pelo, tal vez nunca hubiera aprendido a caminar viendo para adelante.

Hace 50 y pocos años, al comenzar la década, vivíamos en un país próspero, aun inocente, manso y tranquilo aunque no lo sería por mucho tiempo más …
Hace muchos años, siendo apenas un niño, quien hoy es don Américo se fue a su habitación a hacer la maleta más triste de su vida. Su madre, a la que nunca más volvería a ver, le dijo antes de que el hijo partiera: «Nunca traiciones tu origen milanés, Américo, y jamás te irá mal en la vida».