- Henrietta! Por amor de Dios! Te ha poseído Belcebú acaso, esposa mía? - Gruñó el Duque de Soretel al ingresar a su recámara y encontrar un hombre con su cabeza hundida en los frondosos senos de su esposa ...
- Querido mío Jean Francois, me está auscultando ....
Recordarán que en la escuela (los que fuimos, no los que “chabelearon” el diploma de 6o grado), leíamos aquello de que …
“Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.” Platero y yo. J.R.J.
Cuando moría el siglo pasado, exactamente en 1997, tuve conciencia de que los computadores habían llegado para quedarse. Supe también que la nueva tecnología me costaba un mundo (por no decir otra palabra), pero era mi trabajo, así que contraté un informático para que me guiara.
Nos pasamos desde nuestras pre púberes e inocentes, cándidas infancias, recibiendo escarmiento tras escarmiento al respecto … eso no se toca!
No sé si es pila mía, o si le pasa a algunos más, pero el entusiasmo del viaje, de salir de la Patria, de ir a conocer el mundo, me alegra un rato … y después me llega el bajón …
Si a cada mentira al mentiroso le creciera la nariz como a Pinocho, el mundo estaría lleno de narizones. Es que si el cuento de Collodi se hiciera realidad, imagínese cuánta naricería larga desbordaría nuestro sub mundo, nauseabundo, hediondo planeta de tramposos, mentirosos, farsantes políticos.