Muchos de los mejores mitos comienzan con una premisa simple: en algún lugar, muy lejos, hay una sociedad muy diferente a la nuestra.
Las llamas se elevaron hacia el cielo desde docenas de barcos en llamas, creando una pared de humo que se deslizó hacia el Océano Pacífico. El estruendo de la sucesión de múltiples explosiones sacudió el Cuartel General de la Marina en Pearl Harbor … otra vez, dos años y medio después, en 1944.
Resulta que el año pasado, arrasó en las taquillas la nueva película del Joker, protagonizada por el espectacular Joaquín Phoenix, y con la dirección de Todd Phillips. El furor que generó en los últimos meses explotó con su estreno en una oleada de aplausos y pedidos de premio.
(“Inclusive el alcohotest tiene algo positivo”. Un optimista).
Augusto en Agosto (que todavía no se llamaba como tal sino Sextil, y de eso se trata esa historia), se regodeaba en su reclinatorio en el Palacio Palatino, refrescándose sus imperiales gónadas con hojas de palma que batían esclavos y esclavas númidas (por las dudas, nunca se supo bien para que lado pateaba el tal Octavio Augusto).