Nos quedamos hablando del grave problema de la escasez de asientos y la abundancia de bolos en los cócteles, las estimadas señoras y señoritas que poseen un buen busto y lo “presumen” (como se dice ahora aunque no tenga nada que ver) terminan con un chorro de baba en el escote de tanto borracho que les pone la cabeza en el hombro … nasty!
Te ruego encarecidamente, no sabés de entrada el suplicio que significa en San Salvador, trasladarse ( ya no solo lunes, viernes y sábados al mediodía, sino todos los días al salir de trabajar ) de un lado a otro… hora y media para 15 cuadras más o menos !
07:26 am suena la alarma del despertador, esta ha sonado unos minutos más tarde de lo normal, -¡!maldita alarma¡! nunca suena a la hora indicada-hubo un apagón anoche quizás; saltó de la cama como un soldado que va a la guerra, tomó una ducha rápida, me visto, no hay tiempo para combinar camisa, pantalón y corbata, salgo despavorido para el trabajo, a dos cuadras la mente me juega una mala pasada, las neuronas me recuerdan que he olvidado mi teléfono celular, -¡!maldita sea¡!-digo en mis adentros, regreso por él, llego a la parada del autobús y éste ya ha partido, no me queda más que esperar el siguiente.
Pocas campañas militares cambiaron tanto el curso de la historia como las largas, mercantiles y sangrientas Santas Cruzadas que duraron dos siglos.
El caso es totalmente real, y por loco y absurdo que suene, denota uno de los graves problemas de nuestra sociedad al que suele ponérsele poca atención … nuestra cotidiana salud mental.