Estimado amo:
Hace pocas semanas en este blog, leí la carta que te mandaba el perro,
http://www.danielrucks.com/~danielru/index.php/cuento-breve/284-carta-de-un-guau-guau
Hasta este momento, todo hermoso, irreal, casi intangible, me había desacostumbrado a que me quisieran, a que alguien me diera una muestra de afecto, y está bien … me encanta, es literalmente un sueño que varias veces, solo en esta cama ya había soñado ...
Te miraste al espejo? Me lo contó tu amigo Alejo, te lo digo y no es un gracejo, pero te parecés al cadejo, que te hiciste en el pellejo?, parecés un perencejo, desparejo, te doy un consejo? demandemos al tipejo!
Esta es la carta desesperada de amor de un Doctor, que por estar en primera línea, casi no ha tenido día libre por la emergencia del virus, para poder visitar a su amada, una enfermera (María Cetamol Carías) de otro hospital a 250 kilómetros de distancia …él se llama Dr. Hipócrates Tadeo Juro, pero firma como Dr. Hipócrates T. Juro.
El periodista se dirigió al oeste del país, haría un reportaje en un pueblo muy alejado de la capital, oyó que en ese pueblo nadie hurtaba o robaba algo, le pareció que era una buena historia y a la vez haría el reportaje, decidió desplazarse hacia allá para corroborar e investigar sobre ese hecho, recorrió en su auto varios kilómetros hacia el oeste, al cabo de 6 horas notó un letrero que anunciaba la llegada al pueblo, el letrero estaba en color verde las letras en color blanco justo debajo de éste otra inscripción que decía: “No Robarás”.
- Quien fue ? – Preguntó el papa Augusto con su habitual gesto adusto, ceño fruncido como correspondía al carácter de este italiano, elegido cabeza de la Iglesia Católica en el siglo XIV.