Ya dejé de ser yo
para pasar a ser nadie …
El tiempo de vencimiento
de aquel amor que juraste era eterno
llegó
A pesar del juramento dado ante juez
y ante el Altar
Todas tus palabras reducidas a nada
Ignominia
Maltratado y peor desechado
que el pobre perro
que se lame las heridas de su sarna
tras ser echado a patadas de su propia casa
Torpedeado y hundido en el mar de la indiferencia
náufrago en la isla de la incoherencia
exiliado
desterrado
sin una palabra a nivel de explicación
por lo menos el consabido
y siempre mentido
“no sos vos, soy yo”.
Públicamente humillado
degradado
condenado al olvido
sin amor
sin afecto
sin una lágrima solidaria
Ignominia
Y sin un puto
manual de instrucciones
que me explique …
… como se vive tan solo
con los dedos repletos de caricias
y lleno de tanto amor
a partir de hoy …
Todos conocemos la historia de Robinson Crusoe (o deberíamos), náufrago por la gracia de una tormenta y rescatado por la gracia de Dios luego de vivir solitario en una isla durante 28 años, 2 meses y 19 días.
John Wayne Gacy nació en Chicago el 17 de marzo de 1942. Su padre, de ascendencia polaca, fue muy cruel en todo sentido con su hijo, siempre lo había despreciado, lo llamó “amanerado” y abusó con golpes haciasu hijo desde los cuatro años.
En Roma los juegos de gladiadores eran espectáculos muy populares, muchos de ellos enfrentaban a hombres entre sí en una lucha hasta el final. Aunque las muertes por heridas de guerra eran comunes, las representaciones artísticas de la época nos dicen que las batallas no siempre fueron peleas sin límites hasta el final de la vida como las describe Hollywood.