La señorita se llamaba Amanda, tenía el pelo largo y recogido en una cola de caballo. Llevaba una mochila pequeña en la espalda. Pasó llorando por el andén izquierdo de la estación del metro, y de las diecisiete personas que cruzó en el camino, doce la escucharon llorar claramente, porque no era un llanto contenido; era un desahogo ... desgarrador.
El dueño de la calle (Parada, Agustín Marcelo) terminó de sacar el papelito del bols y le tocò el “1” o sea, iba de primero, rompiendo camino con la Suburban Negra, blindada, sin placas, una de las cuatro que integraban la “caravana de la muerte” del Funcionario.
Usted puede pensar que las personas que se encuentran en la cima de la sociedad gracias a la lotería aleatoria de Nacimientos Reales son extremadamente afortunadas. En el caso de algunos reyes y reinas, eso es cierto … pero estas personas apenas lograron salir por la puerta!
Se vienen las semifinales del Fútbol Nacional (si señor, así con mayúsculas, para usted que no vive, no respira, si un fin de semana no ve al Real Madrid, a la Juventus y al Bayern Munich en fila, pero no tiene la más mínima idea donde queda Jocoro), y eso es asunto delicado …