No te necesito, no, no te necesito ni siquiera la mitad de lo que tú te imaginas que te necesito.
Tu piel y toda la belleza que encierra
duerme desnuda, esta noche
entre las sábanas de mi madriguera.
-¿Vos y yo hacemos el amor o simplemente tenemos sexo? Cuestiono él.
-Creo que ninguna de las dos.
Soy fanático de las Leyes de Murphy, como podrá darse cuenta cualquier cristiano (musulmán, judío, budista, etc.) que lea este blog. Por lo general la “murphyología” se aplica a cosas de trabajo y similares, hoy se me ocurrió meternos más en como Murphy y su ley (“Todo lo que puede salir mal, saldrá peor”) afecta en el ámbito hogareño.
Resulta, que como lo hemos postulado varias veces en este blog, hemos vivido equivocados, y en el caso de la Antigua Roma, todo es por culpa de Hollywood … básicamente.