“Seré curioso, usted es Salvadoreño verdad? ah si ! No, por nada, claro que parece por sus rasgos un buen compatriota, solo le preguntaba por sus actitudes …
Desde antes de que ella se fuera, Gastón ya sabia que iba a extrañarla pero no se imaginaba como ni cuanto…
Había construido una fortaleza en su casa, un muro perimetral de hierro con cemento la cercaba, arriba de éste alambre de púas electrificado para contener a alguien con la intención de robar, puso el mejor sistema de seguridad con video cámaras incluidas.
Tal vez porque, al igual que el Redentor, supieron, al dar sus primeros pasos sobre la arena, que su vida estaría destinada a cargar una cruz.
Oscarito, era chiquito muy chiquito, vivía con su padre ( al menos así le llamaba él) que era muy pero muy viejito, y estaba muy enfermo … (al menos eso decían en el pueblo, la verdad nadie la sabía).
(“Inclusive el alcohotest tiene algo positivo”. Un optimista).