Estamos plenamente conscientes que el paisito está quebrado, ya revisaron y saquearon todas las gavetas y no hallaron nada más, o sea que es el momento en que nos pongamos de solidarios y entendamos que vamos a tener que agregarle unos cuantos dólares más a nuestro pago de renta … no podemos dejarlos solos.
Un día de estos, revisando entre tantos libros de biografía que tengo, y que he releído tantas veces, me encontré con una biografía de Walter Lippman, conocido comunicador y filósofo, donde un párrafo me causó enorme preocupación:
Ahora después de vencer el tiempo, ahora que los deseos renacen en mi piel te beso y te siento...
Te beso y me pierdo en tu beso, ese irrepetible, inconfundible que no precisa de antesalas para borrar los silencios.
Se acabó el “no estoy para nadie”, “no me pasen llamadas”, “no estoy”, se acabó tu individualidad …
Tal parece que hasta inicios del siglo XX, las moscas no causaban mayor problema a la humanidad, ya que hay pocos registros de que haya existido algún tipo de implemento específico para matar a las moscas, asquerosas asesinas de la paz de las tardes de siesta …pero que existían, existían.