
Te miro mirándome
y tú sabes perfectamente bien
que miro que me miras cuando te miro.
Te escucho al hablarme
y me sumerges en un universo de palabras
que me transportan
diferentes
irreverentes
inteligentes
nunca pensé que el eje de mi planeta
iba a enderezarse esta noche
de repente
te conozco desde hace veinte minutos
una década, ayer … una semana
tal vez …
hace tiempos, mañana …
Pero además de estrujar
mi mente
tú me escuchas atentamente
cuando yo te hablo
tengo algo que decir
que son mucho más que palabras
y tú las escuchas …
memorizas
apropias
repites
y es lindo ser escuchado …
no se ..
uno se siente vivo.
Rozo
sin querer tu pierna,
un segundo tal vez
y ambos nos estremecemos
ambos sabemos
que la corriente va por dentro
probablemente no seas la mujer más linda
del universo
te falta busto
pero te sobra cerebro
y me has cautivado
con tu femineidad
tu ser mujer
tanto
que ni siquiera me he detenido
a pensar en tu piel.
Me encantaría llevarte a tu casa
el tiempo pasa rápido cuando
la charla te agrada
y ya es madrugada …
Podés confiar en mí
después de esta noche ..confía
no te voy a insinuar que te entregues
ni nada similar
no quiero entregarme …
todavía
Hemos creado un momento mágico
y eso es lo que más cuesta ...
y hacía mucho que no me divertía tanto
con la ropa puesta …
Un agosto al azar de un 1951 cualquiera, llueve sobre Copenhague, es pasada medianoche y Lisaveta Stefanovich espera el relevo del ¨Komitern¨ que deberá trasladarle a una nueva misión, o tal vez al refugio seguro donde pasar la noche.

Vea, Don Profe… y disculpe usted que lo llame así y no Presidente de la República de El Salvador, como compete a su investidura, pero es que el título último ha estado en tan malas manos los últimos años, que hasta insulto podría parecer … y no sé, se me ocurre que para lo que le quiero decir, es más fraternal llamarlo “Profe”.
Después de tanto tiempo de pelearme con los chats, Facebooks, Twiters, Instagrams, WhatsApps y afines, me di cuenta que eran necesarios … sucumbí, perdí mi virginidad cibernética.