Nuestro país es el espejo de nuestras miserias y nuestras grandezas. Es la cara y cruz de lo que somos. La cara que mostramos y la cruz que llevamos. Las dos caras de la moneda. El coraje y la cobardía. El héroe y el traidor.
Siempre digo que la plata va y viene, que se queda enredada en los bolsillos de algunos gobernantes, es cierto. Todos roban, algunos Marx, otros menox.
Se necesitan donantes.
Un llamado a su solidaridad: se necesita un abogado, juez o un fiscal, uno, al menos uno, uno solo - que no sea político por piedad - con huevos de cualquier grupo o factor, eso sí, que sean positivos, cualquier donación hacerla al tribunal competente.
Hace tiempos, hacíamos un análisis acerca de cómo el radicalismo popular (en el caso actual, representado por neo fascistas de diferente extracción como Kim Jong-Un, Jean Marie Le Pen, el chavismo/madurismo y últimamente el señor de la peluca …Trump) terminaban cayendo en picada, por el efímero sustento de sus propuestas.
Malas palabras son hambre, miseria, holgazanería gubernamental oficial, compra de diputados, corrupción, pueblo muriendo en cuotas lentas por falta de medicinas en los hospitales, desnutrición, mortandad infantil de 70.5 niños por cada mil ...
En nuestro país existe una rara calificación que se utiliza para darnos taco de cierta cualidad excepcional que podríamos llamar la “viveza guanaca”, si realmente el término “guanaco” no se nos viniera en caída tan peyorativa desde hace unos 40 años.
Yo tenía 19 años y vivía en un país muy en guerra (el nuestro), cuando en 1982, un grupo de jóvenes empresarios atrevidos anunciaron para diciembre de ese año … vamos a hacer una Teletón y vamos a recaudar … un millón de colones !
Imaginarán ustedes nuestro país, nuestras bisoñas ciudades en la década de los 20´s ? Cero TV, internet, palomas mensajeras ….algunas
Había una vez un hombre que estaba en el campo, descansando debajo de una ceiba muy antigua, y de pronto se le apareció el Diablo.
-De postre tenemos sorbete, pastel de queso, tres leches y tutti frutti - le dice a uno el mesero, pida uno postre o no, en un restaurante.