El asunto es que hoy las revistas y magazines de chimentos de prensa y TV, no hacen más que hablar de Angelina y Brad, Jennifer López y Marc Anthony, Ricky Martin y diversos noviezuelos, Cristiano Ronaldo y la probeta …
Nos recontrafascina, ahora que está en cuartos de final nos emociona hasta los tuétanos, se juega a doce mil kilómetros de distancia, y por supuesto … no participa ningún equipo nacional (y de donde?).
Los pantalones tan americanos, tan pro USA, tan del vaquero de Marlboro y de los buscadores de oro, tan guantecito donde se enfundan, las más bellas y esbeltas figuras femeninas que nos provocan chorros de baba …
Parece hasta cuento que sea el mismo país, el nuestro, que es incapaz hoy de proteger y dar seguridad a sus ciudadanos y dse contradice descaradamente sobre su hipopótamo, el que a mediados del siglo XIX ansiaba cultura, pedía cultura, podía pagar cultura (auge del añil y entrada del café) …
Y la controversia va más allá del hecho que separadamente, dos inventores hayan presentado independientemente en las oficinas de patentes de los USA, el mismo invento (el teléfono) a la misma hora con distintos husos horarios, abarca toda la rumorología (para que vean que no solo en El Salvador somos adictos al chambre) que acarrea el suceso.
Que los Estados Unidos siempre han sido grandes productores de tecnología lo sabemos, pero que inicialmente las ideas han sido desarrolladas por otros países, y se han comprado, adquirido derechos y luego desarrollado en USA … también es una realidad.
Y ya lo era en aquellas doradas y convulsionadas épocas de finales de los setenta y albores de los ochenta, una Radio Femenina que proyectaba, desde el muy humilde y proletario AM (era todo lo que había ..men) …
Y no era linda, o sea, no era una belleza, sino más bien todo lo contrario, con sus gafas gruesas y su cuerpo tan delgado y frágil no llamaba la atención de sus compañeros de universidad a su alrededor.
Tener amigos … es una gran onda! Nadie lo niega, ni el hombre ni la mujer nacieron para estar solos …
Brasil era una naciente potencia futbolística de América Latina, de segundo orden, detrás de Argentina y Uruguay, pero con un auge de la industria cafetalera tan grande, que prometió construir “el estadio más grande del mundo” (Maracaná 200 000 espectadores) y que con esa promesa logró fácilmente la sede del primer Mundial de Post Guerra.