No suelo escribir nada acerca de mí, ni en este blog, ni en mis canciones, ni en cualquier columna, portal, periódico o libro que se honre en publicarme …. No lo hago, tiendo a ser sumamente aburrido y mi mejor arma es la imaginación y creatividad ….
Escribir, por ejemplo, que mi cuerpo arde en el recuerdo de tu boca descubriendo rincones oscuros de mi piel. Excitarme con el susurro tórrido de tu voz a mi oído. Sentir el espasmo con el choque de tu pelvis desnuda en los poros húmedos de mi piel.
Empecé a trabajar antes de cumplir 18, por cuello y por necesidad, quería seguir la Universidad y el dinero no alcanzaba en casa para mi futuro, el que me trazaba, como Biólogo Marino (“Biólogo marino? – me decía mi papá – de que vas a trabajar? Limpiando peceras?”).
Johnny Acetileno, entonces, se dedicó a seguir probando su puntería …
Ella no era mi jefa, a decir verdad, pero si tenía un nivel jerárquico corporativo superior al mío, yo solo era un auxiliar contable, principiante, ella era mayor que yo, obviamente, y hacía muchos años que había sido principante … en esa corporación, nos veíamos a diario, trabajábamos juntos.
- Profesión? - preguntó la consejera escolar.
- Puta - contesto Sofía.
Carlos y Cristal, ambos totales novatos en la materia, novios desde casi niños, llegaron al motel media hora antes de lo que ambos habían planeado.
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Sabés por qué ? – lo encaró Amalia – sabés porque no vamos a hacer el amor ? Porque no me ayudaste a lavar los platos … y me lo prometiste.
El profesor, veterano y retirado, con una pensión miserable, encuentra el regocijo entre tantas y tantas memorias de sus épocas de docencia.
Desde hace una semana que vengo con una duda que me carcome los intestinos. Pero hubo tanto ir y venir con el tema de las lluvias, la Independencia que celebramos desde hace 201 años pero que no era tal, y ésta que lo es aún menos, la crisis del Firpo que ya estaba cantada, que recién ahora puedo sentarme otra vez en casa y mirar a mi alrededor.