La Historia, desmemoriada como está, suele olvidar personajes notables, y a veces también olvida a propósito todo lo que no le conviene.
Resulta que se han confabulado, varios aspectos, para que los zombies o muertos vivientes, que antes nos mataban de miedo, hoy sean objeto de devoción casi aspiracional.
(Para nuestros “queridos y eficientes empleados de Gobierno”, ojo, no todos, pero “varios algunos”.)
Siempre era igual, la misma cantarinela al comenzar el año escolar, todos los alumnos mal portados, buscapleitos, lenguas largas, mechas cortas, ladronzuelos rapaces … iban a parar a la clase de Seño´ Probidad.
Yo ser un indio Pocomame . Yo vivir lugar tranquilo hasta que hombre blanco
venir. Todo comenzar así: Pocomames conjugar siempre verbos en infinitivo y así vivir en paz, sin presente ni futuro, sin Taylor Swift.
Antes de llevarle el perro de regalo a mi hija, por ser el día de su cumpleaños, le pregunté a la señora que criaba los cachorros si el animal tenía alguna preferencia especial en materia de aquello que más le gustara.
Tuve miedo de que los alienígenas aterrizaran, no lo niego, pero también vergüenza: los dos redondeles estaban sin terminar, y es más, el tráfico entre ambos, insufrible, pero eso pasó a la historia …
Estimado amo:
Hace pocas semanas en este blog, leí la carta que te mandaba el perro,
http://www.danielrucks.com/~danielru/index.php/cuento-breve/284-carta-de-un-guau-guau
El bus se detuvo en el kilómetro doscientos once. María Antonieta bajó y el motorista también, para entregarle su equipaje. Cuando el bus retomó su marcha María Antonieta empezó a caminar. Eran parajes de tierras rojizas. Ignoro por qué tenían este color; usted disculpe, pero en verdad, no sé nada de geología.