Yo te di, o al menos intenté darte, todo de mi ... tu me diste nada.
“No es fácil ser adolescente en este país y en este siglo” – pensaba Edipo, tirado en la cama de un motel de Nueva York, pensando en un fortuito contacto sexual para más tarde ...
Estimado Don Sigmund, encuéntrese donde se encuentre por disposición de designios divinos, ya sea en el cielo con Cerati o en el infierno con Mussolini, usted que se dedicó a generar toda la teoría del psicoanálisis y sus implicaciones y connotaciones sexuales … sería tan amable de responderme: que carajos es un orgasmo?
Deja la puerta abierta, hoy seremos dos,
derrama tu pasión en mi almohada,
dame una porción a beber,
dormiré temprano, me vestiré de ayer.
“Mirá Natalia, vos sabes como soy yo, que me conocés desde años de estar trabajando aquí en esta oficina de Gobierno, hemos visto pasar lotes de jefes, desde el finado Duarte que era una amabilidad de hombre, aunque le dijeran loco …
Estos son los momentos en que los salvadoreños deberíamos serenarnos, apelar al sentido del humor y tomarnos la situación del país más relajados, sin desesperación, sin Los Chorros desesperantes, ni los tres carriles que nadie entiende, mientras los policías de tránsito y gestores se afanan dándole duro a los pulgares mientras WhatsAppean y se aplican un sonoro soplido de viento en los Del Granjero, mientras el tráfico está dado vueltas, puesto al revés.