Existe un lugar donde existo
morada donde no moro
habitación que no habito
donde no soy
donde no vivo
lugar en el que
a fuerza de convocar la corriente
de la memoria
naufrago en el río del olvido.
Del olvido o más bien de la indiferencia
existe un lugar donde no existo
porque mi presencia
no derriba sus barreras
son tan solo parte del saludo matinal
de un beso al azar
- - Hola como estás ?
- - Bien …
Y yo me muero de ganas de decirte
"que linda que estás …"
que he pasado la noche en vela
esperando este efímero instante.
Yo sé que no significa nada para ti
el saber que tu significas tanto para mi …
yo sé que mañana es tarde y pasado aún más
y así se disipan las esperanzas
vanas
enanas
malsanas
de que algún día repares en mi …
Sin embargo todas las cosas que amo
tienen tu rostro
por tu alma vacilante, en espiral
apenas respiro y apenas por pena
se me escapa tu nombre …
Existe un lugar donde no existo
al sur de tus labios
al este de tu pecho
mientras tu presencia
es mi constante
y perpetua veneración
mi ausencia
es para ti
una habitual condición …
Existe un lugar donde no existo
y no existo mujer …
en tu corazón.
El día 5 de noviembre de 1811, cuando José Matías Delgado, sonó las campanas de la Iglesia La Merced para dar el Primer grito de Independencia, probablemente no gritó nada, probablemente no estaba ahí sino en el Cabildo y la torre de La Merced ni siquiera tenía campana todavía, es más, puede ser que el mentado grito no se diera nunca.
Ante los fenómenos de marejadas en nuestras costas Occidentales durante mayo, hay miles de conceptos, más en estos días que todos somos muy “todólogos” al respecto.
La noticia de la Associação Chapecoense de Futebol, equipo humilde de la zona Oeste de Santa Catarina, Brasil, empujador, luchador, guerrero, que en vísperas de disputar su primera final de fútbol internacional, cae con sus sueños, ilusiones y avión a tierra, ha sonado la campana interna de nuestras emociones.