(Ojo ..a diferencia de muchos otros, todo es verídico en este post).
Tenía yo 12 o 13 años, recién llegado a la hermana República de Honduras, colegio nuevo, compañeros nuevos, pollo comprado total y para sacarme del estupor un profesor pasando lista:
- Adolf Hitler Rosales !
- Presente, profe …
el: te querés casar conmigo??
ella: si!!
Nunca fui yo
o demasiado yo
siempre fui otros
Llegamos, llegué, llegaste tarde a una vida que era única y exclusivamente nuestra ...
Porque fuimos creados, creado, creada para pertenecernos y nunca para ignorarnos que es una manera muy dolorosa de pertenecerse.
Tengo miedo de los monstruos
los que habitan mi cabeza
se trasladan a la tuya …
Yo debía tener, a lo sumo diez años, pequeño inquisidor, curioso investigador de cualquier cosa que surgiera, en aquellos veranos eternos, cuando todos los primos, en vacaciones escolares, éramos mandados al campo para “endurecer nuestro carácter”.
En aquellos dorados sesentas, cuando la TV todavía era un elemento selectivo, lejos del alcance de nuestros confines proletarios, barrios obreros de mucha gente y pocas esperanzas, donde los sueños siempre quedaban postergados para fin de mes y de ahí para nunca ...
Pagando libertad condicional encerrado en el gallinero de mi “dizque” abogado defensor, incapaz de hacer nada, me encuentro la pizpireta y muy inquisitiva Encarnación … capaz de hacer todo
Estoy tratando de entender un poco la onda, porque resulta que mis amigos más cercanos, ya panzones y calvos, les ha agarrado la pila de ya no jugar futbol, ya dejar de correr tras la chimbomba … y dedicarse al golf.
El día previo, 21 de mayo de 1960 a las 6:02 hrs. se produjo en Concepción, al sur de Chile, un violento terremoto que según testigos, tuvo dos direcciones de vibración, primer NE y después NW. El epicentro estuvo en la Península de Arauco a 50 km al SW de Concepción y a unos 25 km de profundidad. La mayoría de la población dormía y tuvo un brusco despertar. Tuvo dos réplicas posteriores.