No queda nada, nones, nothing, vacío absoluto total ...
Se marcha el camión recolector de mentiras,y se lleva mi último multiverso donde tú y yo éramos una posibilidad, un factible imposible; dias de lluvias con sol, viernes de locura, sábado de miércoles y vuelta a empezar, cada dia comienza igual ... con tu ausencia.
El servicio de aseo público, que recoge ilusiones y deja promontorios de decepciones, se ha llevado mis esperanzas a la mierda, y son tan eficientes, que nada de lo que te pertenecía ha quedado acá ...
... no queda nada, nones, nothing, vacío absoluto total ... como decía el Poeta ... Naranjas de la China y el trigal ....
El vacío debería ser oscuro y silencioso, pero el mío es luminoso y está lleno de gente, tengo una soledad muy concurrida, agitada, movida, pero por un minuto contigo, todo lo cambiaria ...
El silencio susurra tu nombre y ahora con el viento lo hacen a dúo, primera y tercera voz, armonía perfecta; por cuidarme de transitar calles sinuosas me olvidé de las rectas ... y tropecé con el monumento conmemorativo a tu ausencia ...
... caí de bruces, y rodé por el abismo de no entiendo nada, y nada es lo que me queda, cero, conjunto vacío, celda mortal, como decía el Poeta ...
Naranjas de la China y el trigal ....
Tal vez sería mejor, un rayo catalizador, una campana borrarecuerdos, una coraza blindada contra la probabilidad de enamorarse y un termostato que haga que los hombres explotemos antes de derramar una lágrima por una mujer, para mantener las apariencias claro, un universo paralelo, una tormenta toxica letal ...
Y al final, quedaria nada ....
nada más que nada ... escombros y nada más ...
Naranjas de la China y el trigal ...
Soy fanático de las Leyes de Murphy, como podrá darse cuenta cualquier cristiano (musulmán, judío, budista, etc.) que lea este blog. Por lo general la “murphyología” se aplica a cosas de trabajo y similares, hoy se me ocurrió meternos más en como Murphy y su ley (“Todo lo que puede salir mal, saldrá peor”) afecta en el ámbito hogareño.