Eres un hombre más
como cualquiera,
que se encuentra donde sea,
pero te ví en la lejanía oscura del paseo
ni siquiera observe tus pasos ligeros ...
Dicen que estabas presuroso,
que corriste con amor y sosiego,
¿Podría ser que era un reencuentro?
Mi vida ha cambiado tanto de rumbo,
es difícil recordar a todos…
Y tú, no te creas especial...
tus besos solo queman mi alma,
como elixir que salva de la prisión,
como anhelo que permite levitar al alba,
solo eres unos grados centígrados de amor,
que rebalsan en mi mirada aun en su ausencia,
eres como el amanecer sin el que no se puede vivir,
como la madrugada fresca
después de una noche caliente y desesperante,
quizá eres, solo el mejor de los amantes.
“Nunca discutas con un idiota, la gente a tu alrededor puede no notar la diferencia” (Emmanuel Kant).
El enamorado, despechado y abandonado, aquel que entregó su vida por amor y espera en vano el regreso de quien se fue, el que masculla versos y canciones sin sentido sin sentido y entabla pláticas con el cielo falso, mira fotos viejas y se pone a llorar …