Llenaba un formato para una solicitud en un banco local, le pareció una eternidad terminarlo, la llenó con su puño y letra, cuando se la entregó a la ejecutiva que lo estaba atendiendo ésta la observó y le dijo:
Has quedado en el silencio de mi piel
En la mirada perdida, donde se fue tu rostro;
No importa mujer, que el vendaval del mundo te distraiga de tus sentimientos y aparezca un momento de olvido, en el cual las palabras de amor suelen no surgir o si lo hacen, parecen vacías y sin sentido ...
Por extraña transmutación, terminé convertido en un grano de arena, cualquiera, en una playa de las múltiples playas del planeta.
Mi vida está hecha un desastre
con tendencia a empeorar
casi nada funciona como debe
el resto funciona mal …
Fue una de esas desafortunadas coincidencias, iba de viaje de negocios, en el aeropuerto me encontré con Ramiro, buen amigo de infancia …
De las andanzas futboleras de mi infancia, que fueron múltiples, y de miles de kilómetros corridos tras un balón... nunca me voy a olvidar ...
Tenía 21 años de edad, cuando con mi grupo de amigos nos fuimos a pasar unas vacaciones a la playa. Íbamos con el Gordo Chute, Gonzalo y el Fer, en el carro de este último.
Soy fanático de las Leyes de Murphy, como podrá darse cuenta cualquier cristiano (musulmán, judío, budista, etc.) que lea este blog. Por lo general la “murphyología” se aplica a cosas de trabajo y similares, hoy se me ocurrió meternos más en como Murphy y su ley (“Todo lo que puede salir mal, saldrá peor”) afecta en el ámbito hogareño.
… mi vida era perfecta, era un paraíso, después simplemente me enamoré y mi vida se convirtió en un infierno …