Hace algunos años se me desmoronó una idea que muchos salvadoreños dimos por válida durante buena parte de nuestras vidas:
Básicamente por nada, por daños o fallas del producto vendido, por imperfecciones derivadas del mal manejo de cajas, contenedores que traían el producto y al abrirlo usted en casa, le salió una soberbia cochinada.
Aunque Trump se llene la boca hablando de que no existe tal cosa como el daño al planeta por emisión de gases y afines … es un hecho que todos los desfases que vivimos, épocas de lluvias retrasadas y prolongadas, calores extremos y sequías … son nada más ni nada menos que puro calentamiento global.
Decía el gran escritor Oscar Wilde “Un buen amigo, es aquel que te clava la puñalada mirándote a los ojos”, George Orwell, solía apostrofar “Vivimos en el mundo de la mentira universal, por lo cual cualquiera que diga la verdad, se convierte de inmediato en un revolucionario”, para rematar el gran dramaturgo español Jardiel Poncela citaba “La objetividad, es el primer paso a la mala educación”.
Miren, en lo particular, llega un momento en el que topo, contra tanta denuncia y acusaciones de los problemas que aquejan a la Patria, y la falta de hallazgo de soluciones, es más, yo mismo me aburro de seguir escribiendo sobre lo mismo y en la misma medida muchos de los lectores de este blog ya expresan cierto hastío no acerca del tema, sino acerca de lo poco que se puede hacer con respecto al tema.
Sin lugar a dudas, Internet es el gran invento del siglo pasado y el gran instrumento de masificación del siglo actual, obviamente desempeñando funciones totalmente diferentes a aquellas para las que fue creada.
Resulta que Alicia, persiguiendo al conejo, cae en un enorme pozo, un pozo, sin fin, no era un pozo mágico no .. era un bache de los que tiene la Santa Eduviges y todo Soya … bah todo el país , y cayó en un charco si … pero no era el charco de sus lágrimas, era el Acelhuate, un hilito de agua contaminada, y no habían conejos con relojes corriendo de un lado a otro, habían chuchos flacos, sin dueño y sin collar … Alicia había caído, no en el País de las Maravillas, sino en el Reino de Valetodo.
Cualquier parecido al pánico es pura coincidencia, vivimos (los varones) desde que nacemos en un conteo regresivo hasta los 40 … y a los 40 …
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Sabés por qué ? – lo encaró Amalia – sabés porque no vamos a hacer el amor ? Porque no me ayudaste a lavar los platos … y me lo prometiste.
Esto que llamamos calentamiento global, y que nos tiene la cabeza y “el que te dije” bien tostados, comenzó a expandirse y crecer a fines del siglo XVIII, cuando no bastó la leña para impulsar las máquinas creadas por la Revolución Industrial y fue preciso acudir a la explotación masiva del dañino carbón mineral.