
No hay silencio en esta noche fría
no hay silencio en este amor desesperado
porque no hay final en el amor eterno
como no tiene final el comienzo
y fuiste tú el comienzo
De esta historia de amor
que no pudo ser feliz
Porque feliz se puede ser si se tiene,
y ya antes te perdí…
Pero queda el dulce recuerdo
de este amor desesperado
que hasta el alma me ha marcado,
De sublimes recuerdos,
de sollozos maravillosos porque fui feliz
Aunque no te tuve, aunque antes de tenerte te perdí,
Pero en mis sueños,
aquellos sueños desvelados tras la fría corriente del invierno,
Calentaste mis sábanas con solo estar en mis pensamientos
de tenerte entre mis brazos, de hacerte el amor,
contigo toda muestra se quedaría corta
Hacer el amor, la vida, la guerra entre dos cuerpos,
entre el cielo y el infierno,
El fuego eterno que eriza mis quebrantos
y revuelve mis suspiros enamorados
Porque fuiste fugaz en mi vida,
pero eterno en mis recuerdos, que por ellos vivo
Sintiendo cuando los tengo,
Que acaricio con mis dedos tu hermosa piel
Que me enciende y prende una antorcha ardiente
entre mis besos y mis lamentos,
que son eternos cuando tú estás,
Con tus muslos arrebatantes,
tus torbellinos sabor a miel,
la delicia de tu pecho
entrando en mis pensamientos y lográndome humedecer
Con el roce sublime de tus labios,
colocando tus manos en mi ser
Aletargado con el aliento de mi pecado
y angustiado por el enorme placer de tenerte
Solo en mi mente por quinta vez …

Hace 45 años todavía estábamos en el siglo pasado. Yo escribía canciones, tocaba en un grupo de Rock, trabajaba medio tiempo en un Blockbuster, todo valía la pena menos nada.

“Dios mío, si con el beber te ofendo, con la goma te lo pago y hasta me quedás debiendo …” (Adagio popular muy repetido por bebedores).
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