Así como la coronación de un montañista, debe ser sin lugar a dudas alcanzar el Everest; la de un nadador cruzar el Canal de la Mancha; la de un pintor o arista de artes plásticas, exhibir en el Louvre …
…la de un músico, es llegar a interpretar y escuchar tus canciones, las que compusiste música y letra en algún momento de tu vida, por una Orquesta Sinfónica …
Tal vez el menos indicado para escribir esto sea yo mismo, ahora bien, a falta de otra pluma…procedo.
Las noches del 8 y 9 octubre, en el Teatro Presidente, tuvimos la oportunidad con Gerardo, de alcanzar el Everest, la Orquesta Sinfónica Juvenil fue el mejor de los guías para escalar ese pico, porque es difícil detectarlo simplemente en el sonido ejecutado de 25 de las canciones de Rucks Parker, pasa más bien por saber con qué facilidad, estas canciones, “corrieron” en solo un par de ensayos, a pesar de que los jóvenes ejecutantes, jamás conocieron antes estas canciones … (hay una “pequeña” brecha de edad entre el dúo y los músicos ejecutantes) y sin embargo, demuestra el nivel de cultura musical que nuestros jóvenes compatriotas pueden obtener en el país, si todos echamos la mano …
Desde las primeras notas de introducción que dan pie a “Ráfagas de luz” como apertura, ejecutadas por la Orquesta Sinfónica Juvenil, la magia empieza a circular y todo es más teatral, más gestual … y hasta parece que un androide acaba de entrar …
Y así fluye, hasta realmente “Recuperar el mar” canción que iba a ser el cuarto sencillo de “Bienvenidos a mi Circo” y la cambiamos urgentemente por otro tema que iba a ser un real éxito como “Mi bestia interior” , y entró de relleno en “Clorofila” …estos sinfónicos la trajeron de vuelta, una canción que para muchos es la mejor de Rucks Parker (y armónicamente lo es) y que nunca nos animamos a cantar en vivo … hasta sentir el respaldo de la Sinfónica Juvenil ..
Y viene el grupo, y el acústico, donde la ovación más grande se da en una cuarteta de “Mi casa” (canción que no está en ningún CD y estará en “Jazz Tubo” :
“que algo cambie en serio
y explíquenos por favor
a la casa de cual ex Presidente
tenemos que ir a reclamar nuestra pensión …”
Porque todas estas canciones son nuestras, y no me refiero al simple hecho de que las hayamos creado nosotros (todas las canciones del Sinfónico son de Rucks Parker) , me refiero al “nuestras” como canciones que no solo son patrimonio sino que pertenecen, porque hablan …de todos nosotros … Salvadoreños.
Y se llega al gran final con temas como “Suena como Mozart” (que realmente suena como tal) “Quereme”, “Telarañas en la mente” con todos los jóvenes de la Sinfónica cantando, llevando ritmo, divirtiéndose …
El cierre para “Como quisiera que no existieras” (infaltable) y “Algo” … y se apagan las luces, y este androide de marras que me inventé, y llenó de magia el escenario del Teatro Presidente, se marcha, con toda su magia y la inspiración de la Orquesta Sinfónica Juvenil de El Salvador, dirigida por el gran Marín Jorge, nuestro grupo, amigos ante todo …
… y queda flotando el inconfundible silencio, banda sonora del vacío …
… y fue sencillamente hermoso …
(Fotografías de los buenos amigos que asistieron, videos cortos y afines pueden encontrarse en mi TL @RucksDelBo las oficiales vienen pronto).
Desde hace una semana que vengo con una duda que me carcome los intestinos. Pero hubo tanto ir y venir con el tema de las lluvias, la Independencia que celebramos desde hace 201 años pero que no era tal, y ésta que lo es aún menos, la crisis del Firpo que ya estaba cantada, que recién ahora puedo sentarme otra vez en casa y mirar a mi alrededor.
Brasil 1950 fue la cuarta edición de la competencia que ahora se ha convertido en el pináculo del juego de fútbol a nivel de todo el planeta … acababa de finalizar una guerra, el mundo estaba en caída libre ….
Lluvia tropical maldita y bendita, según la época y la óptica, palabras esdrújulas con poco en común.
A saber, si llueve lindo y parejo, sin exageraciones, los campos son una fiesta y un espantapájaros para la sequía nuestra de cada día. Si llueve poco y sin ganas es una maldición para la siembra y para el termostato, porque el vapor de agua que se condensa después, vuelve la ciudad irrespirable.