Lanzo una botella al mar
recurso de náufrago
para que llegue donde estás
se acerque a tu orilla
esa que moja tus pies
mientras sueñas
te empeñas
te adueñas
de las múltiples nostalgias …
Para que puedas encontrar
al despertar,
de la vida todo el remedio
todas las curas
las soluciones
paliativos y ungüentos
para todo aquello que te hace llorar ...
Melancolía y caracoles
nocturnos vientos rompecielos
quiero secarte una lágrima
quiero susurrarte un te quiero.
Más si no tengo tus labios
cercanos a mi tiempo
coordenadas y sueños
desesperanza en mi planisferio
teléfono que nunca suena
guitarra compañera vieja ...
Y aún así, como te quiero pequeña…
Lanzo una botella al mar
recurso de náufrago
para que al despertar … vida
puedas encontrar
moluscos, enhorabuenas y mis razones
para susurrar
no importa …
seguimos existiendo
aun te amo…
te sigo queriendo …
Todavía nos recuerdo, tu y yo y una amiga del lado de afuera de la puerta de juncos, avisando si alguien venia, tratando de hacer o deshacer el amor frenética y sudorosamente, mientras ahogábamos nuestros gritos y jadeos escuchando Radio Saigón.
Siempre, desde niño, me dijo mi madre, y tiendo a creer que tiene razón “vos sos medio pasmado hijo, parecés inteligente, y de hecho lo sos en algunas cosas, pero en otras cuestiones más prácticas, sos bastante torpe”.