No se trata de ponernos a llorar, se trata de arremangarnos y seguir tocando, vos, el violín, vos el contrabajo, vos el clarinete a mi toca el oboe … que nos hundimos, nos hundimos, pero hagámoslo peleando, luchando, con dignidad …
Las órdenes son quedarnos en cubierta, firme, aunque a nuestro alrededor todo se inunda, la desesperación es grande … veo señoras con niños en brazos buscando sobrevivir, no comprendes que nos están salvando? (nos están salvando … quien? De que?), arriba del pescante caballeros esperan la muerte, la de no tener como trabajar, que hacer, como traer un poquito de alimento a casa, vamos vamos, zainos viejos, a seguir jalando la carreta, porque nos hundimos … si, pero tenemos que ver como nos hundimos dignamente … no se, digo yo.
Tranco a tranco, compás tras compás, somos músicos señores, hay que seguir tocando, aunque nuestros compañeros no tengan donde, al menos tenemos este hueso asegurado, vamos derechito a la muerte, porque los atriles ya no guardan la verticalidad y en manos de un irresponsable es poco probable que esto se enderece … no hablo de la pandemia claro, esa llegó para quedarse, y no se va nunca más … que se yo, como la Fiebre Amarilla que trajeron los pobres africanos hacinados en barcos, solo para convertirse en esclavos en caso de sobrevivir en el siglo XIX, al sur y algunas poblaciones del Norte … no se fue nunca, pero llegó la vacuna.
Pero aquí la vacuna no llega nunca y han torcido el barco hasta mandarlo a pique, no hagamos caso, aquí lo que importa es ser los primeros en todo, aunque sea a nivel de nuestras mentes y nadie nos crea, corremos el riesgo de ser bautizados como ”dundos” como dicen en aquel pequeño país centroamericano … nos vamos hundiendo, el agua toca mis zapatos caros de charol, pero sigamos tocando, Bach en Fa menor por favor colegas …
Los que salían a mendigar ni siquiera tienen autorización para salir, las empresas grandes ya no encuentran artilugios para despedir, las medianas y pequeñas ya no existen … las microempresas se hundieran bajo la cubierta de tercera clase, quedan muy pocos botes salvavidas para un mar tan inmenso …
Otro le hablará de amor a la que amo, yo no puedo más sin ella, pero ella sobrevive, al menos la peleamos mis ilustres filarmónicos, aceptamos este trabajo y el excelente salario, nos cayeron cien humillaciones públicas, hoy y entonces nos la aguantamos …
A nuestro alrededor algunas familias claman por alimentos, otras por medicinas, pero todas claman por justicia y libertad …
Gracias colegas, ha sido un placer, permítanme estrechar sus manos …
… no creo que a punto de hundirnos esta cordial despedida nos afecte mucho …
… ha sido un placer tocar con ustedes.
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Ánimo muchachos – voceó el Ing. Redondo – siento oxígeno, percibo una entrada de aire, no debemos estar lejos.
Buenos días Don Benito, lo vengo a visitar … no se asuste, me recuerda verdad ? Se acuerda de mí? Cómo? Bueno mi aspecto no es el mejor, dada mi condición, mi cara le resulta difusa … tantos hombres sin nombre.
Nuestro principal problema, como seres humanos, habitantes todos de este planeta en común, es que pasamos confundiendo la flor que cuidamos en una maceta con el bosque que no nos rodea … o debería rodearnos, o quizás alguna vez nos rodeó.