Un encuentro contigo,
más que una aventura,
un encuentro casual ...
quizá una oportunidad de amar,
quizá te he amado en silencio,
o te he amado en mis sueños,
en esas noches de arrebato
Donde sin pensarte
Te he soñado y te hice mío.
He soñado con tu majestad,
He amado tu virilidad,
Tu expresión total de hombre
ha quedado impregnada en mí
Con todos tus desbordes,
Tus fuerzas, tus deseos,
Tu pasividad,
que se ha vuelto salvaje
junto a mí, recordando...
El detalle aquel de mi blusa
Que tiraste con ferocidad,
Tu salvaje don de hombre me tumba en la cama,
Me debilita ante ti,
Y no me permite pensar,
¡te dejo que me tomes!,
Me gusta que me atrapes,
Cómo cuando desgarraste mi ropa interior,
que era especialmente para ti.
Ese color perla, sobre mi blanca piel bronceada,
te hizo enloquecer,
exhalaste con un hilo en la boca
Y la pieza entre tus dientes,
la arrancaste sin parar
... ¡Padre Mío!... ¡Cuánto ame ése acto tuyo!
De arrebato, sin sosiego...
Cuando mi sostén miraste y en un acto quitaste
Para admirar el volumen de mi piel...
Todo lo que ocasionas en mi es orgásmico
Mi amado clavel de papel ligero...
He pecado tantas veces contigo,
he quedado sin salvación por desearte
he devorado completa tu piel,
he tocado tu amanecer de caprichoso adolescente
cuya virilidad mañanera sorprende...
eres inmenso, eres pleno, cuando me tomas, sereno...
Mi concupiscencia se desordena contigo
Yo me neurotizo, tú te neurotizas, él se neurotiza, nosotros nos neurotizamos, vostros os neurotizais, ellos se neurotizan … pero ninguno se neurotiza tanto cono el asno que viene pitando atrás mío !
Han vuelto a bocas de todos, bocas de inodoro y bocas de pétalo, las malas palabras … las palabras soeces de siempre, se pueden oír en labios de un funcionario, un locutor radial, un adinerado cuando a través de su banco se quiere quedar con tu dinero y el ratero cuando a través de una amenaza se quiere quedar con tu celular …
Siendo amante como soy, de las Leyes de Murphy, nos encontramos en 1976, a un verdadero discípulo del Gran Maestro: un profesor de historia económica de la Universidad de California, Berkeley, quien publicó un ensayo que describía las leyes fundamentales de una fuerza que percibía como la mayor amenaza existencial de la humanidad: la estupidez.