Y a veces apareces en el sueño incierto
como fantasía perdida en las caricias
atrapadas en las manecillas del reloj
de nuestro tiempo, que perdió en su
paso de horas y minutos,
la fuerza de una entrega
y ahí vamos ahogando
ansias, deseos y esperas.
que se resumieron en un mar de nada
donde nada es tan real como
aquellos besos matutinos, escondidos
que nos provocaron darnos un poco más,
a veces solo a veces , así te deseo,
a veces de forma imprudente aparece
una señal lejana
que aparenta ser un reflejo que aun
en medio de los desencuentros
donde la vida nos llevó,
algo de mi alcanzas a sentir,
en el silencio, en la soledad en el vacío
donde tal vez evitas llegar, así como yo
como algo de ti yo aprendí a extrañar
A veces, solo a veces sucede
que tus deseos y mis deseos
no logran ponerse de acuerdo
para en medio de la madrugada
poderte decir, aun en contra del presente
sigues siendo mi deseo pendiente.
“Mira tuneame el clutch, y chequeamele el disco del breque aquí al señor. Pegale un ring al guachimán, preguntale que si viene con el lonche que ya estoy hungry”.
Entramos con mi hija a la sala de cine, el olor a palomitas de maíz inundaba el ambiente, afiches de las últimas películas adornaban los pasillos, en los estantes se mostraban golosinas, bebidas para el gusto de los comensales, nos acercamos a la ventanilla para comprar los boletos y desde ahí surgió la primera decisión que tenía que tomar, el empleado me preguntó:
Don Nispero Vestales venía cabalgando al trote lento con su caballo viejo, se moría la tarde, venía de ver su terrenito (cuatro manzanas de granos básicos, pero si la sequía no lo jodía mucho daba para vivir).