Don Nispero Vestales venía cabalgando al trote lento con su caballo viejo, se moría la tarde, venía de ver su terrenito (cuatro manzanas de granos básicos, pero si la sequía no lo jodía mucho daba para vivir).

El hombre venía de regreso, a darse una vueltita por el estanco del pueblo, para tomarse un octavito de guarón macho antes de llegar a su casa, donde lo esperaba Doña Esdrújula Jeringa, su esposa, mujer de pocas pulgas, a los sumo llevaba encima dos o tres, nada más …

Venía Don Níspero silbando, platicando solo, ya que con el caballo no se dirigía la palabra por unos asuntos por los que habían peleado unas semanas atrás.

-          La política de este país, está para el Diablo, cada quien hace de su culo una alcancía, claro …donde trata de que le quepan la mayor cantidad de monedas posible. – le había dicho el caballo.

-          No se meta en política – lo regañó Don Níspero – los animales no se meten en política.

-          Todo lo contrario, disculpará usted Don Níspero, los animales somos exponentes políticos, ustedes los humanos solo votan por nosotros. – le replicó el caballo.

Tal vez por esa invocación al Malo, medio rezagado, en medio de los matorrales se les apareció el Diablo …

-          Alto ahí Don Níspero Vestales, te has venido a topar con el mismísimo Diablo !

Don Níspero lo miró, ya estaba oscuro pero aún tenía buena vista a pesar de su edad, lo analizó .. le preguntó …

-          Lucifer? Satanás? Mefistófeles?

-          Este si ..- le fue bajando el tono de furia al Maléfico – pero si lo desea puede llamarme Diputado … o simplemente Carlos.

-          Usted dispense Diablo, yo lo veo, todo rojo, con cachos, está bien … pero no me convence, no le veo cola … - Don Níspero, no era de impresionarse mucho, inclusive se le achacaban un par de roces con la Siguanaba en la orilla del río, lo que le había dado éxito con las mujeres.

Al Diablo, casi se le cae la cara de la vergüenza, se puso de espaldas contra un palo de guayabo para disimular su carencia y le dijo sinceramente:

-          Yo sé que Diablo sin cola no existe, pero ya con tanto mal en el país, en cada calle, cada esquina, las pandillas, los políticos, los impuestos hay demasiada competencia, así que para sacar algo de dinero, tuve que empeñar la cola en La Cornucopia y aún no he sacado para pagar la boleta de empeño y recuperarla, y ya sabe, Diablo sin cola es objeto de falta de respeto de parte de todos …

A Don Níspero Vestales le pareció, que el Maligno sollozaba así que lo invitó a acompañarlo en el corto viaje al pueblo.

-          Móntese Don Satanás, hágame el honor de acompañarme al expendio, tal vez un buen talahuaishtazo de “Trenzuda” le mejora el ánimo.

En el estanco estaban reunidos varios, Guillermo el Tuerto, Johnny el Bombero, Sigfrido el Confundido, Benito el Breve y Reynaldo el Numerólogo, éste último vio venir el conjunto de lejos y sentenció …

-          Ahí viene algo raro, lo de abajo es un caballo, lo de arriba es un ser humano, Don Níspero si no me equivoco, y lo que viene en ancas tiene cuernos, pero vaca no es

 

Cuando llegaron al estanco, el Diablo se puso de espaldas a la pared, para que no notaran su falta de cola, pero Don Níspero contó la historia a viva voz, por lo que Satanás quedó en evidencia …

-          Digo yo, no sé, propongo, ahí vean ustedes, pero yo opino – daba vueltas Guillermo el Tuerto – ya que en nombre de este cachudo hemos ido haciendo pisto, lo menos que podemos hacer en una buena kabuda para que pueda recuperar su cola el pobre cristiano …

-          Muchas gracias, pero sin ofender … - le contestó Lucifer.

Y así lo hicieron, sacaron su fajo de dólares, colaboraron, le dieron el pisto al Diablo quien recuperó el honor, después de un par de Trenzudas el Maligno, ya hasta había recuperado el rojo encendido, se despidió de cada uno dándoles la mano y dijo:

-          Gracias caballeros, me voy a acostar temprano, para irme a la capital a ver si recupero aun mi cola en La Cornucopia.

Lo vieron partir, nadie dijo nada, por respeto… hasta que estuvo lejos, entonces, Don Nispero se echó su tapirulazo, boqueó con jocote y determinó

-          Al fin y al cabo, solo era un pobre diablo …