Por una vez dame de beber,
la última gota de vida y placer
antes de morir entra a mi piel.
Vibra con tu sonrisa…
Imprégname de una vez
los besos más deseados,
las caricias más plenas,
deseos deliciosos,
tu lujuria y tú ser.
Muérdeme los labios, bésame…
Aprieta mi cintura, mis senos también,
desliza tus manos temblorosas por toda mi piel,
roza con tu lengua espacios ardientes,
los que solo tú puedes ver.
Deja tu sexo extenderse,
en la oscuridad plena de mi vientre,
manteniendo esa llama creciente,
brotando como fuerza ardiente,
a pulso de besos y caricias impacientes.
No olvides mis miedos,
virginal morada de tus deseos,
cuenca pacífica de tus besos,
obstáculo perfecto para llegar a venus,
monte eterno de tu infinita pasión,
premio Nobel de tu ilusión.
El sonido fuerte y agudo lo despertó por completo era el despertador que sonada todos los días a la 06:00 am, con la mano izquierda lo alcanzo y apagó la alarma.
En abril de 1912, las dos terceras partes de los pasajeros y tripulación a bordo del “Titanic” murieron en el hundimiento, sin embargo, una tercera parte, 323 hombres, 324 mujeres y 56 niños, vivieron vidas azarosas y algunos … desastrosas después del naufragio.