Lejos de lo peyorativo del término, la hija de Isabel y Fernando, Reyes Católicos de España, y madre de Carlos I Emperador del Sacro Imperio Romano, fue conocida por esa denominación, ahora bien, las causas que la llevaron a esta “locura” son bastante diferentes a lo que nos enseñaron en la escuela.

 

El matrimonio de sus padres unificaría España, pero durante la vida de Juana, Castilla y Aragón tuvieron más una tregua gélida que una sociedad de miel. El padre de Juana tuvo que depender de Isabel para gobernar Castilla, y confíen en mí cuando digo que a Fernando … no le gustaban las mujeres poderosas, que lo dominaran (ojo a este dato).

Estaba decidido a gobernar ambos territorios y haría cualquier cosa para salirse con la suya, incluso maltratar a su propia hija.

 

No muy católica hija de los “Reyes Católicos”

Juana no era particularmente piadosa, con una niña cuyos padres se llamaban literalmente "Los Reyes Católicos". Según algunas fuentes, incluso experimentó con el escepticismo en su adolescencia, sus Padres no estaba encantados con la racha rebelde de Juana. Isabel la Católica, muy adepta a la promoción de la Inquisición (tan piadosa ella) hizo que su hija, siendo una niña, probara “la cuerda” (garrucha) para volverla menos rebelde, según documentos de la época.

 

 

 

Ah … el amor!

Cuando tenía solo 16 años, Juana se comprometió formalmente con Felipe de Flandes (futuro duque Felipe I de Borgoña), hijo del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Maximiliano I. La mayoría de las mujeres nobles tenían muy poco que decir sobre sus maridos, pero afortunadamente para Juana, su prometido, era solo un año mayor que ella y ya era conocido como “Felipe el Hermoso”, ya que era muy apuesto.

 

Jóvenes y atraídos ambos el uno por el otro, se dedicaron al “Chaca chaca” con tanto fervor, que el matrimonio, mientras duró, dio lugar al nacimiento de seis hijos: Carlos I de España, Fernando I de Habsburgo, Leonor de Austria, Catalina de Austria, Isabel de Austria, María de Hungría.

 

 

 

Ahora bien, esto no quita, que desde un inicio, Felipe el Hermoso no fuera un soberano prepotente, infiel y despiadado con su esposa.

Las raíces de la reputación de "mujer loca" de Juana se arraigaron durante su matrimonio con Felipe. Debido a que no le gustaba que su esposo la engañara, Joanna fue tildada de loca.

Sí... los años 1400 no eran los mejores para las damas … tenían que aguantarse.

 

 

 

 

Las tragedias convierten a Juana en Reina

Casarse con un libertino estuvo lejos de ser la única tragedia en la vida de Juana. Poco después de casarse con Felipe, una serie de catástrofes empujó a Juana al frente de la línea para el trono español. En 1497, su hermano Juan falleció inesperadamente a los 18 años.

Oficialmente, la causa fue la tuberculosis, pero los rumores insistieron en que había fallecido haciendo lo que amaba: Juan pudo haber muerto debido a sus entusiastas actividades de dormitorio.

 

 

 

 

Como muestra de la destreza del dormitorio del rey, cuando falleció, su esposa Margaret estaba embarazada. Lamentablemente, unos meses después de enviudar, dio a luz a una hija que nació muerta. Y así, con Juan y sus posibles herederos fuera de escena, Juana se acercó poco a poco al trono. Pero no obtendría la corona hasta que ocurriera otra tragedia.

 

 

 

 

 

Después de Juan, la siguiente persona en la línea de sucesión al trono español era la hermana mayor de Juana, Isabella.

Ella y su esposo se apoderaron de la corona, solo para que Isabella entrara a labor de parto, diera a luz a un hijo y luego pereciera de inmediato. Su pequeño bebé Miguel habría sido el nuevo Rey, pero murió antes de cumplir dos años.

En este punto, después de perder a dos hermanos, una sobrina y un sobrino, Juana se convirtió repentinamente en heredera del Reino de España.

 

 

Pero Felipe …

No estaba muy de acuerdo en ser solo “Príncipe de Aragón”, o Rey Consorte de España, el quería el trono, los Hasburgo eran así.

Aunque Juana era ahora una de las mujeres más poderosas del mundo, todavía tenía que lidiar con la ambición de su esposo. Según los historiadores, la crueldad de Felipe fue mucho más allá de los asuntos. Aisló a Joanna y la mantuvo como rehén en su propio castillo. Reemplazó a sus cortesanos con sus propios hombres y luego se negó a darle dinero a Juana para pagar a sus damas de honor. Uno por uno, su gente de confianza abandonó Flandes, dejando a Juana a merced de su cruel esposo y sus secuaces.