
Deja la puerta abierta, hoy seremos dos,
derrama tu pasión en mi almohada,
dame una porción a beber,
dormiré temprano, me vestiré de ayer.
Me permitiré tus aromas,
los pondré en mi piel,
Me perfumaré completa
con tus gotas de amanecer
Eres mi placer favorito
eres mi deseo y miel
Mi depredador perfecto
mi salvaje favorito,
mi porción de arena
Donde puedo descansar desnuda,
donde puedo desbordar yo mi bruma,
y desplegar mi sensualidad en ti.
Mirarte mientras duermes
excita mis pensamientos,
acelera mis movimientos,
y me obliga a desvanecer
Mi orgullo sensato de mujer,
obligarte a volverme a tener.
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—English? Inglés?— balbuceó Julián el Diestro, ante el enorme y muy europeo visitante, recién desembarcado en Comalapa, a plenas diez de la noche, para quien lo habían contratado de traductor de francés, idioma que dominaba a la perfección, tras estudiar 6 años en La Sorbona.

Has quedado en el silencio de mi piel
En la mirada perdida, donde se fue tu rostro;
