No esquives tu hombría de mi ser
átame despacio a tu silueta,
apriétame con el calor de tus manos como brasas prendidas
Brasas que acarician como fuego ardiente
desatando por completo mi fuego
el fuego de mi pecho herido, que posee luego a mi vientre
tu calor me estremece y me empuja a desearte
como deseo tener tu vida en un instante previo
como suelen tenerlo esos fieros amantes …
Desearte, ¡Ah! vida mía, desearte es lo que más hago
aprisióname a este deseo o recórreme con tu hiel
Fina amargura que enlaza mi alma
como enlazas tú, mis piernas a tu cuerpo
tomando mi cintura como paral de viento,
vierte toda tu esencia en mí, quémame !
Arrastra a mi vientre a tenerte, sentirte
y amarme una vez más …
Hazlo ahora y después te vas

"Era un oficial y recibí una orden, si no la hubiera cumplido habría caído en la peor de las vergüenzas" (Hiroo Onoda).


Algunos pueden pensar que el comportamiento sexual de los antiguos egipcios está muy alejado del del mundo moderno, pero cuando se trata de los conceptos básicos del amor, el sexo y el matrimonio, su comportamiento es bastante familiar. Mostraron las mismas dudas, miedos y motivaciones, y todo lo que separa a los antiguos egipcios del mundo moderno es la manera actuaron sobre tales emociones.