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De nuevo, el reloj acomoda el misterioso tiempo,
ese que nos hace coincidir y entrelaza nuestros caminos.
Donde te encuentro con el beso que me falta,
ese que se convierte en el calor que le faltaba a mis días,
mi encantador Sol de todos los tiempos.
 
 
 
 
Sigues siendo el momento perfecto
la caricia más esperada,
el abrazo de entrega única y extraordinaria que armoniza mis sentidos.
Eres esa pausa secreta en medio de las líneas continuas
de la rutina diaria.
 
 
Nos encontramos en nuestro universo íntimo,
ese que se inventa al ritmo de los besos,
que hace placentero cada momento,
cada conexión que logramos.
Me sigue haciendo cosquillas, esas que ya extrañaba.
 
 
Y así,  cada beso lleva el control,
y volvemos a vivir en la divina complicidad
que nos ha marcado en el tiempo.
Y volvemos a vivirlo otra vez...
 
 
De nuevo, el reloj acomoda sus manecillas,
atrapando entre sus agujas tus deseos
y mis ansias por ser uno solo,
vivirnos y entregarnos a ese estilo propio
donde sentirte de nuevo es un placer
 
 
Una vez más, tomados de las manos,
nos damos el impulso del deseo que va piel con piel,
mirada por caricia, silencio por entrega.
Porque así se escribe esta historia con magia,
estrellada en la realidad de una entrega sin límites.
 
 
 
 
 

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