

Y a decir verdad, es un caso de la vida real, del cual obviamente jamás voy a decir nombres, pero quiero narrar la historia, simplemente, para que sepamos, todos, sin distinción de género, que estas cosas… suceden.

El Vaticano, se ha puesto estricto con la cuestión de las cenizas de nuestros fieles difuntos (no santos difuntos, recuerden que si bien solemos decir “no hay muerto malo” no significa que todos mueran en “olor de santidad”).

Durante siglos, los historiadores se han preguntado qué enfermedad destruyó a los aztecas a mediados del siglo XVI. Muchos historiadores pensaron que los aztecas o mexicas eran solo otra tribu mesoamericana muerta por epidemias europeas como la viruela.