Yo era un grano de arena, cualquiera, uno tan solo, entre los millardos de granos de arena de una playa de las múltiples playas del planeta.
Insignificante, nada del otro mundo ...
Pero vino un viento, solidario y amigo, y tal vez se compadeció de mi, o me tomó afecto, y me levantó en una ráfaga, y como yo tenía oportunidad de elegir, pedí llegar hasta la ventana de tu cuarto ...
Era madrugada y dormías cuando llegué, claro, no te diste cuenta, porque es imperceptible un grano de arena sobre tu cuerpo, me posé en ti, te recorrí, desde tus labios hasta tu cuello en sucesivas escaladas y bajadas por tus mejillas ...
Me deslicé cuesta abajo por tu cuello, hasta tu pecho y este se agitó, pero no te despertaste, recorrí cada uno de tus rincones y todos me parecieron apetecibles y confortables.
Un nueva cuesta abajo me llevó hasta tu ombligo donde caí, pero después de cierto esfuerzo logre salir y navegar al sur, y fui parte de ti y fuiste parte de mi, y yo te oí ... oí tu respiración, tus susurros, y el viento vio que necesitaba de su ayuda y me convirtió en ráfaga de luz, y la habitación se iluminó de inmediato, pero nadie despertó, y fui tromba, y fui relámpago, tierno e inofensivo, pero lleno de luz, radiante ...
entonces sonreíste ...
Sin despertarte o despertándote tal vez, sonreíste ...
Y entendí que había llegado al centro justo, exacto, en otras palabras, donde quería llegar ...
Entonces el viento me llevó de regreso ... y fui un grano de arena otra vez, pero conservé mi luz, de tal manera que toda la gente que pasaba por mi playa se quedaba sorprendida y se preguntaba ...
- Qué le pasa a ese granito de arena ... que brilla como si fuera oro ?
De nada me sirve esta noche saber que
hay derroche
de ovnis sobre Moscú
(“Creo en las políticas más que en los hombres y mujeres que hacen política, los políticos somos anécdotas, y el cementerio está lleno de políticos que alguna vez se creyeron su propia anécdota” Martín Redrado. Político argentino).