
Observaba esos cuadernos,
Observaba esas palabras ...
Observé el diario aquel...
Donde escribí cada detalle,
Corrí y desbaraté cada página,
no necesito de un diario
para recordar nuestra historia,
esa ha quedado marcada
en cada espacio de mi piel...
En las gotas de rocío
que brotan del alma
y cristalizadas tocan mis mejillas,
Cuando con el tiempo
mi corazón se acelera
y deja escapar vientos de nostalgia,
lo que algunos llaman suspiros,
esos, llenos de intriga y ansiedades.
Rompes mi silencio con tu mirada,
brota de mis labios la sonrisa justa,
la que dice en secreto, “bésame,
devórame y róbame el aliento”
hasta el final de este encuentro tribal,
más que pecado se ha convertido en ritual,
tu cuerpo es la ofrenda y mi alma el sacrificio
aunque pase el tiempo y mueran los años,
mi corazón morirá contigo,
mi cuerpo vuelto un ermitaño.

Para encarar la lectura de este post, es importante hacer notar, que está tratado desde el estricto punto de vista del Vaticano o los Estados Pontificios como un Estado, con un sistema de Gobierno, que encabeza por cierto, el Sumo Pontífice, el Papa, lo que lo convierte su función en algo sumamente dual.
Mientras Hamparzún (Karadayiján) transformado a Karadagián, un joven armenio con buen capital, producto de los negocios cárnicos de su padre, huía de Armenia a Buenos Aires en la Primera Guerra, Paulina Fernández, sevillana y de peor suerte en cuanto a fortuna era enviada a la misma ciudad en los albores de la revuelta civil española …
Siempre habrá lágrimas abundantes para llorar a nuestros muertos, el olvido no nos permite y Gracias a Dios es así, abandonar a quienes quisimos … aunque no alcancemos jamás a saber donde están sus despojos, donde rezarles al menos.