Circunstancialmente yo dejo de ser yo, me convierto en una bestia abyecta, ponzoñosa, un alacrán venenoso, sin la más mínima pretensión de dañar a nadie … y en realidad no daño a nadie, aparte de a mí mismo …
Circunstancialmente soy el mismo ser ensimismado de siempre, el que habla poco aunque usted me conozca hablando mucho … incide mucho el hecho de no tener un simple semejante, un alguien, alguien con quien hablar … capaz de prestar atención a más de tres palabras mías por encima del WhatsApp, del teléfono, de los mensajes ocultos bajo la frazada de la sala …
Y circunstancialmente, en una de mis facetas más nauseabundas, me reduzco de tamaño, empequeñezco, soy tangible pero casi invisible, un byte que se pasea por tu torrente sanguíneo y detecto lo que alberga el secreto de tu corazón, y me salto a teléfonos, computadoras, chats … y busco … y encuentro …
Entonces circunstancialmente, me desmorono, me parto en partes, me despedazo, quedo hecho un maniquí en retazos, sin la menor esperanza de que una mano amada, junte mis pedazos, me rearme con una caricia, que se yo … un beso, no necesariamente pasional pero por la grandísima …. al menos afectuoso.
Circunstancialmente cambio de ánimos, actitudes, trato de tener toda la paciencia, morderme los labios ante tanto dato que me llega y tratar de seguir viviendo como si nada pasara, guardando la calma, compostura, hasta pasividad ante pecados mortales, pero lo voy guardando …
…de a poco
…dentro
…y se acumula
… y esas circunstancias, son las peores. …
Porque entonces me convierto en una bestia abyecta, ponzoñosa, un alacrán venenoso, sin la más mínima pretensión de dañar a nadie … y en realidad no daño a nadie, aparte de a mí mismo …
Y ante tanta falta de amor
y afecto
ante tanta carencia de verdades …
y sobrepoblación de mentiras
… circunstancialmente
Todo se hunde, sin que …
… nada sirva para nada.
Desde un inicio, las tarjetas de crédito ..(si !! ese instrumento de tortura), no se fabricaban en plástico … podían ser tokens, monedas de metal con sellos de quien expedía la tarjeta, fibra, papel, hasta que aparecieron las primeras “tarjetas de crédito de plástico” que damos por entendido, es el verdadero nacimiento de este elemento de destrucción de la economía doméstica salvadoreña.
- Henrietta! Por amor de Dios! Te ha poseído Belcebú acaso, esposa mía? - Gruñó el Duque de Soretel al ingresar a su recámara y encontrar un hombre con su cabeza hundida en los frondosos senos de su esposa ...
- Querido mío Jean Francois, me está auscultando ....