Creo que el “ya estuvo” es eminente
ya lo he meditado bastante
algo oscuro está latente
y no deja camino por delante …
Sabés que fui comprensivo,
y tuve en todo mucho criterio
desde que te encontré enredada en las sábanas
con el hijo de Don Oliverio
a los dramas fui esquivo
como diputado a los micrófonos
cuando tiene la cola pateada
y sabe que la prensa se las tiene bien jurada …
Te perdoné que te fueras de farra
con Tomás el microbusero
y hasta te sorprendí saliendo del Doral
con Joaquín el carpintero
Se que perdí todo
lo que alguna vez tuve
cuando te encontré revolcándote en el Bicentenario
tres días seguidos con el que te maneja el Uber
Jamás hice un comentario
cuando volvías a casa ebria
en una mano la “Regia”
en la otra las pantimedias
De los vestidores del San Pablo Tacachico FC
tuve que sacarte tuve que sacarte veinte veces y pico
lo mismo de los del FAS
y el Juventud Independiente de Opico
Nunca pensé ni puse atención
a la gente que de tu conducta hablaba
yo, ejemplar esposo
solito me las tragaba …
Ninguno de todos mis hijos
se parece en algo a mi
tienen rasgos de tus amigos
pero igual mucho cariño les dí
Incluso a veces en nuestra cama,
cuando un rayo de luz asoma
me parece que somos más
somos más de dos personas
Así que tanto escrúpulo al demonio
esas leves infidelidades se dan a la vuelta de cada esquina
me llevo mis hijos lo de “míos” no determina
van a estar conmigo mejor que contigo
que terminaste siendo …
más … que una gallina.
“En tiempos de crisis”, dijo Winston Churchill, “los mitos tienen una importancia histórica”. El ex primer ministro británico tenía razón al decir que los mitos pueden inspirar a los soldados a tener coraje en el campo de batalla, a pesar de las abrumadoras probabilidades de muerte.
Sin embargo, algunos mitos se han contado durante tanto tiempo que casi todo el mundo piensa que son ciertos.
Lo más divertido del fútbol, es que nos apasiona lo que los jugadores hacen con los pies, pero en un inicio, todo se jugaba con las manos … al revés de lo que hacen los dirigentes, que jamás pusieron los pies pero son los primeros en meter la mano.
Soy telenófobo (fobia a los teléfonos), los detesto, todos ellos, fijos, móviles, de cabina (que ya ni hay porque se los robaron) todos y cada uno de esos pedazos de fibra de vidrio que hoy pretenden ser más inteligentes que nosotros mismos, son objeto de mi oprobio.