
Mire Mr. Dow Jones, o mejor dicho … léame, explíqueme, porque según entiendo, usted es un ser humano que rige el bolsillo de todos nosotros … pero resulta que no, que ni siquiera es un ser humano … sino un consorcio de compañías que nos manejan los bolsillos, estamos todos hechos chibola !
Yo me lo imaginaba Mr. Jones como un señor ya viejito, que viví en una calle que se llama Wall Street, que sacaba monedas de un cofre, las ponía en otro, y según moviera sus monedas, tambaleaba o no su índice … por cierto si usted no es humano, su índice es como éste ?:

O cómo? Y por qué es tan importante su índice y no su dedo medio, que es el que se ocupa para gestos obscenos a terceros?
Cuando usted habla de la bolsa, nos habla de la bolsa del mercado de nuestras esposas y madres … a las que cada vez se les va más dinero y la bolsa viene más vacía ?
La caída de las bolsas …se refiere a éstas Mister Dow Jones?:
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O sea, cuando la edad nos pega una patada en el “que te dije”, y se nos empiezan a caer las bolsas de los ojos …es lo mismo que la caída de las bolsas en Wall Street que todos los yupis terminan jalándose las mechas ?
No sé …todas estas preguntas se dan porque desde la crisis del 2008, que quedamos con los bolsillos volteados para afuera, sin un centavo y no se ven señales de recuperación, aunque todos las pregonan …. Por eso debo preguntarle …

No tendrá un par de miles por ahí guardados que le sobren para salir de esta jarana perpetua Mr. Dow Jones ?
Los aplausos sirven, por lo general, para destacar o festejar alguna destreza, éxito, chiste, cumpleaños o cualquier tonterìa que alegre a la gente. A veces también se aplaude por mero protocolo, sin mucho componente emocional.

Durante la Segunda Guerra Mundial, los comics no necesitaron de Lex Luthors o sociópatas locos como el Joker para ser los villanos sobre la Tierra… para crear espantosos estereotipos de crueldad, los líderes políticos y militares nazis y japoneses, la brutalidad de Hitler y el horror de la Violación de Nanking eran demasiado reales.
En 1944, el Dictador Maximiliano Hernández Martínez, después de la emancipación de todo el pueblo salvadoreño, con huelgas de brazos caídos, levantamientos públicos, verdaderas manifestaciones populares, entendió, que El Salvador ya no lo quería más como Jefe de Estado, que ya se había cansado del “brujo de las aguas azules”, por lo que después de aferrarse al poder … renunció en un comunicado y se despidió con esta frase …